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Es un lugar de esos que vienen reflejados en las más selectas guías turísticas, un sitio de esos de obligada visita. Está en Oporto y las tres o cuatro veces que habíamos estado antes no habíamos entrado allí. Esta vez fue empeño, a pesar de la cola de la puerta (como en una discoteca de moda), lo que nos hizo pasar un par de veces a ver si era posible. Lo conseguimos. Lo que nos dejó sorprendidos fue que a pesar de la fama, de la magnífica decoración y ambientación y de las colas y el interés por entrar, la factura total de dos cafés fuera de tan solo 4 €, quizá un poco caros para lo que suele ser normal pero por todo lo que el sitio tiene me pareció barato.